Páginas

lunes, 25 de febrero de 2013

Meridiano de sangre


Asomarse a McCarthy tiene peligro, asomarse a Meridiano de sangre a pelo es prácticamente un suicidio. Valga como aviso; Meridiano de sangre no es una novela con la que descubrir a McCarthy.
Una visión dura y violenta de la humanidad, primaria.

La novela tiene 345 páginas. McCarthy es tan áspero escribiendo, tan poco descriptivo, inexpresivo y frío que el lector ha de imaginarse muchas escenas de la novela. El tiempo es relativo en esta novela, pasa velozmente mientras los protagonista cabalgan en ponis o en caballos, para, en la siguiente acción, pasar lentamente mientras suben una montaña o acampan en chozas abandonadas; y vuelve a pasar rápidamente al seguir el rastro de los salvajes o al organizar una matanza en un campamento indio, para languidecer de nuevo sentados en plena noche a la luz de un buen fuego. La escritura de McCarthy es extraña, con frases cortas y pocos diálogos marcados, la novela es oscura y sumamente violenta.

Conocemos a un chico, del que sabemos una pequeña pincelada de su pasado, que vaga por tierras áridas y desiertos sobreviviendo de pequeños trabajos o robos. El chico es violento, no habla demasiado y es americano. Se pelea con frecuencia y es capturado por unos mejicanos y obligado ha hacer trabajos penosos como recoger excrementos humanos junto a otros presos americanos. Durante ese episodio llegan al pueblo Jinetes americanos de apariencia salvaje, semidesnudos, con restos humanos a modos de trofeos y fuertemente armados. El y dos mas deciden unirse a ellos, el fin del grupo es dar caza a lo indios. Asesinatos, violaciones, persecución, el fin es acabar con los salvajes, decapitaciones entre los jinetes del grupo, abandonos, fugas, todo sucede sin el mas mínimo reproche, sin apenas palabras. 

La estrella del grupo asesino es el juez Holden un hombre frío y calculador, que sabe moverse muy bien en todos esos parajes y que guía al grupo a la caza de los indios, un ser despiadado que bien podría encarnar al mismísimo diablo.

McCarthy deja al imaginativo del lector un montón de datos sobre toda la historia, sabemos los nombres del grupo de jinetes, pero no así el del protagonista, al que llama el chaval o el chico, tampoco sabemos en que año o años transcurre la novela, y tan solo se citan algunos lugares y pueblos. Apenas hay referencias de ninguna época, auque podríamos situarla en el salvaje oeste durante  principios del siglo diecinueve en alguna frontera entre Méjico y Estados Unidos. En conjunto la novela me ha parecido escasa en información, muy esquemática y no he conseguido entrar en ella, McCarthy carga las frases de adjetivos difíciles y de frases algo complicadas de asimilar, llegando a desesperar al lector en numerosas ocasiones. Por desgracia no me he sentido con animo para terminar la novela, a falta de escasas 100  páginas, he abandonado el libro.
No es un abandono definitivo, es una pausa. Para esta novela hay que tener una cierta predisposición, sobre todo anímica, que no me acompaña en este momento. Bloom se leyó esta novela al cuarto intento, así que como veis no es ninguna bobada.

Para muchos McCarthy es un genio, y esta novela, es de lo mejor que se ha escrito nunca. McCarthy es un buen escritor. No he conseguido seguir el juego que McCarthy nos propone, aunque soy consciente que la novela posee un aura fantástica de Western maldito, de novela apocalíptica que la confieren como una novela única y personal, como una apuesta para aquellos que estén preparados para asomarse al mismísimo infierno. Hace ya tiempo que, aunque me de una rabia terrible, no me cuesta dejar un libro a medias. Quizá mas adelante la brusquedad de McCarthy me sea menos hostil.


miércoles, 6 de febrero de 2013

BCNegra: Barcelona criminal


Como cada febrero desde hace 8 años, el festival de novela negra de Barcelona, BCNegra, colorea (de negro) la capital catalana estos días y se convierte en el Edén de todos los aficionados a la novela negra. Más de 60 actividades gratuitas se han programado en esta edición del festival BCNegra, del 1 al 9 de febrero, en las que destacan los nombres de autores tan apetecibles como la ganadora del VIII Premio Pepe Carvalho, Maj Sjöwall, Andreu Martín, Javier Cercas y Lorenzo Silva.



A pesar de haber sufrido un recorte de presupuesto de un 6% (de 100.000 euros ha pasado a 95.000), BCNegra cuenta con un buen cartel, con varios puntos fuertes, entre ellos, el deseado reencuentro de los lectores con Martin Beck, el policía creado por Maj Sjöwall y Per Wahlöö (auténticos fundadores de la novela negra europea moderna), o las reediciones de Simenon y su comisario Jules Maigret y de las novelas de Carvalho, precisamente cuando hace diez años que lloramos la muerte de su padre, el gran Manuel Vázquez Montalbán.

Entre las actividades programadas, llaman también la atención el encuentro con los mossos d’esquadra, que mostrarán la primera ficha policial jamás redactada, o el “negrocriminalograma” creado por Màrius Serra, que el público participante en su convocatoria tendrá que resolver… Y muchos nombres más que, seguro, atraerán a un buen número de lectores: Carlos Zanón, José Luis Correa, Anne Holt, Antti Tuomainen, Unni Nele Neuhaus, Alicia Giménez Bartlett… Se sentirá, en cambio, la ausencia de Francisco González Ledesma y Andrea Camillieri, que finalmente han tenido que anular su visita a Barcelona por problemas de salud. 

FUENTE: Estandarte.com

lunes, 4 de febrero de 2013

Hablar solos


«No fue triste. Dispersé sus cenizas y reuní mis pedazos»…

Si en algún momento se ha preguntado usted cómo son las «despedidas de verdad», aquellas que no tienen vuelta atrás, las que jamás se suavizan con la posibilidad de un regreso, Andrés Neuman tiene la respuesta.
Él las define como «fuera de lugar, torpes».


Y no han de ser de otra manera si nos atenemos a lo expuesto en este corolario a tres voces. Un tríptico que narra la vida desde tres planos bien diferentes. El del hijo de diez años, Lito, con la inocencia y la urgencia de la temprana edad, una prisa nerviosa; el de la madre, Elena, pausado, causativo, con la sensatez resultante de soportar los embates de la vida; y por fin el del padre, Mario, atribulado, sincopado, quitándose la palabra, iniciando una explicación que será velada por la idea siguiente, que atropella su previa claridad expositiva. Y siempre en primera persona, como confidencias o reflexiones en voz alta. No, en voz alta no; en voz baja. Un susurro es la narración entera. Y las voces ocupan todos los tiempos: Lito es el presente que ansía rebelarse; Elena es el futuro que se vislumbra incierto; y Mario es el pasado, el mirar atrás como opción más feliz que tender la vista al frente. Tres voces como tres recursos: la primera fustiga con su período corto, asfixiante al orlarse de modernidad con las abreviaturas que el hijo usa en los sms que envía a su madre; la segunda es una lluvia que empapa hasta hurgar lo profundo del alma; la tercera carece de ánimo para enfrentarse al devenir, es una huida a ninguna parte.

Aquí la descarnadura se hace visual hasta dañar: «Cuando entro en su habitación, vestida con la ropa que le gusta, peinada para él, siento que me mira con rencor. Como si mi agilidad lo ofendiera. ¿Cómo estás, mi amor?, lo saludé esta mañana. Aquí, muriéndome, ¿y tú?, me gruñó»… Crudo, pero irrefutable: si un estado de ánimo condiciona una respuesta, ¿qué no ha de hacer una enfermedad?

Respuestas… y preguntas. Podríamos hacernos muchas (y hacérselas a él) sobre la sorprendente capacidad narrativa del escritor. Yo me quedo con una que me sobrecoge y pasma a la vez: ¿por qué sabe tanto Andrés Neuman de la psique de la mujer? ¿Está en lo cierto cuando ahonda en lo intrínseco y trae a la luz esas interioridades recónditas de una chica, su modo de sentir, sus anhelos y motivaciones? ¿Cómo ha logrado descifrar ese lenguaje? ¿Será envidia lo que siento? Quiero pensar que no. Es profunda admiración ante su fértil observación de las féminas y esas introspecciones que considero tan atinadas. No sólo en esta obra en particular, donde borda la mente de Elena, sino a lo largo de su producción literaria (que conozco desde la deliciosa La vida en las ventanas, una sorpresa para mí, y que tuve la fortuna de reseñar hace años para el periódico Heraldo de Aragón). Porque, no nos engañemos, Elena vertebra este trocito de vida en forma de novela, le da consistencia hasta ser el vórtice de una vorágine, la que reflexiona sobre lo trascendente, la muerte y el amor… o sus respectivos antagonismos: el sexo y la vida.

¿Lo he formulado al revés? Me da que no… Pido perdón si me he equivocado.





Esta obra, engalanada con un primoroso armazón literario (expuesta incluso a la comparación frente a textos de otros autores), con deje otoñal, está muy bien trazada hasta su epílogo, largo y empero tan armonioso que ni se nota, fácil de leer porque despierta el interés del lector por su trama y porque le ayuda con la ya referida abundancia del uso de frases breves, donde cada una contiene una máxima, una razón para seguir vivo.
Así es. Que a ningún lector se le oculte que aunque la muerte ronda a quienes se dedican a Hablar solos tras la visita del infortunio, hete aquí un catálogo con las razones para vivir. Y para no estar solo.
A menos que uno quiera, claro…

Amadeo Cobas (estandarte)